martes, 16 de abril de 2013

The Working Dead



Tranquilos, esta entrada no va sobre zombis, sino sobre trabajo. He querido hacer un guiño al título de tan conocida serie por varios motivos.

Uno de ellos es porque en lugar de salir a buscar cerebros, como los zombis de la serie, nos ha tocado salir a buscar trabajo hasta tal punto que nos dejamos la vida en ello, agolpándonos unos contra otros frente a las puertas de las empresas y comercios (o del INEM…), y si tenemos la suerte de encontrar trabajo, en ocasiones… es un poco denigrante y mal pagado, y al acabar la jornada acabamos como los de la serie…

Y otro de los motivos es porque tendremos que volver de entre los muertos si queremos pagar las hipotecas, el coche, la luz, el agua, el butano… (Incluso el ‘Whatsapp’, yo que estaba ahorrando para comprarme un iphone 5 y tienen la poca vergüenza de pedirme 0,89 céntimos al año)… o nos tocará trabajar hasta morir en el puesto de trabajo, tú eliges.

Esa dichosa palabrita que llevamos oyendo y repitiendo desde 2008 aproximadamente (si, CRISIS es la palabra) es en parte la causante de estos inconvenientes. Obviamente, el problema del empleo no es sólo cuestión de esta señora que llegó en 2008 y aún sigue dando por saco, y no me refiero a Angela Merkel, ella llegó en 2005.

De entre todos los componentes que influyen en esta “aventura”, a la que podríamos titular ‘En Busca del Curro Perdido’, haciendo otro guiño cinematográfico,  cuyo fin sería encontrar un trabajo digno, o en ocasiones, un trabajo a secas, además de la crisis, habría que sumarle la “tiranía” de los que contratan y la “sumisión” de los contratados.

Hoy en día las ofertas de empleo que se ven, muchas de ellas en Internet, son un tanto surrealistas, por denominarlas de algún modo. No es posible que en una oferta de trabajo se busque, como hacen muchas, “una persona joven (20-25 años normalmente), licenciado, con un máster en cualquier cosa (aquí lo importante es tener títulos, que según ellos parece que los regalan), con buen nivel de idiomas (igualito que nuestros presidentes españoles…), mínimo B1 de inglés, francés o alemán, o de los tres a la vez, y si tienes alguno más, se valorará positivamente, pero además de todo ese bagaje académico y la juventud, requisito indispensable de 2 o 3 años de experiencia en un puesto similar”.

Sinceramente, Darwin estaría orgulloso de estas ofertas de empleo, porque buscan únicamente a superdotados, para mejorar la especie imagino. Es casi imposible, o muy difícil, que alguien con 21 o 22 años sea licenciado, con un máster y además, 2 o 3 años de experiencia, dejando a un lado el tema de idiomas. Con esos requisitos difícilmente van a encontrar a alguien, y lo cierto es que me gustaría conocer a alguno de los intelectuales y agraciados que han conseguido un puesto de trabajo con semejantes requerimientos.

Una de dos, o esas ofertas acaban contratando a personal que no cumple todos los requisitos, es decir, piden mucho para recibir algo medio, en lugar de pedir algo medio para recibir algo bajo, o son ofertas que se ven obligados a anunciar, pero no tienen intención de llenar la plaza. Aunque este tipo de ofertas, por muchos requisitos que pidan y sean difíciles de alcanzar para la mayoría, suelen ser mejores que las dos que os adjunto aquí debajo, donde el respeto por el trabajador se ha perdido por completo, y volvemos a la esclavitud y servidumbre.




Pasando de “la tiranía del contratador”, llegamos a “la sumisión del contratado” (con tantos titulitos esto parece una saga de películas de serie B), y con este punto me refiero a la permisividad y mano libre que le hemos otorgado a los que ofertan trabajo, que si nadie aceptase ese tipo de trabajos, en esas malas condiciones, posiblemente no tendrían la cara dura y la tranquilidad de ofertarlos, pero tristemente, con los tiempos que corren, la frase mas escuchada es “si no lo haces tú tengo a 50 esperando en la puerta para ocupar tu puesto… y por mucho menos dinero”.

Un panorama realmente lamentable, y como todo, tiene su principio y su final; si está difícil conseguir trabajo, ahora además también se ponen pequeñas trabas para dejarlo (ni que fuesen un contrato de telefono...), y con esto me refiero a la ampliación de la edad de jubilación o los años de cotización para conseguir una pensión integra y decente, situación que obliga a algunos a aguantar dos años más para jubilarse, y a otros a esperar dos años para ocupar un puesto que podría quedar vacante.

En cuanto a jubilarse a los 67, como se ha estipulado ahora, es algo que en cierto modo me parece bien, dado que la esperanza de vida se ha ampliado considerablemente, rondando los 80 años aproximadamente. De hecho, hay personas mayores que se ven obligadas a abandonar su trabajo por ley, pero desean seguir trabajando.

Considero que la jubilación debería ser un tema opcional, con unos requisitos mínimos como X años de cotización (actualmente está en 38,5 y creo que yo ya voy tarde y me va a faltar tiempo...). Quizá haya profesiones de riesgo en las que la jubilación deba ser obligatoria, por motivos de seguridad, pero otras, como el trabajo de oficina, debería ampliar su margen.

A fin de cuentas, y con los tiempos que corren en los que la continuidad laboral está complicada, para algunos (entre los que me incluyo) sumar 38,5 años cotizados antes de los 67 se está convirtiendo en una carrera contra el reloj. Habría que poner soluciones en el ámbito laboral para que se puedan cumplir dichos requisitos, para que la jubilación fuese “a elección del consumidor” y para evitar que se pierda una generación de ciudadanos formados, pero para no extenderme más, esas ideas os las comentaré en mi próxima entrada.

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